...Ilusionante y desesperante.
Sorprendente y previsible, creemos.
Tan incierta que te llenaría de temores ante lo desconocido y sin embargo abres los ojos bien grandes siempre con esperanza. Y te sientas en el borde a dejarte mecer en el columpio, con la mirada puesta en el horizonte y una sonrisa amplia. Dejas la mente volar y ... viajar.
Nos regala cada mañana una paleta de colores para que la pintemos a nuestra medida, a nuestro antojo. Lo que pasa es que muchas veces andamos ciegos, mancos, cojos y doloridos. No le atinamos.
Pero es lista y siempre. Siempre. Nos deja un huequito por el que escaparnos con ella. Y soñar y apasionarnos. Sin prisa pero sin pausa. El gusto por los detalles. Nos enseña que no hay mas dolor que el que no pasamos o no dejamos ir. Y que lleva su tiempo. Su mayor tesoro.
¿Qué sería de ella sin tenerlo a él?
Y hoy mas que nunca es nuestro. Tiempo de valientes. De prudencias y de riesgos mesurados. De dejar el egoísmo a un lado. De valorar todo aquello que nos parece pequeño por lo cotidiano y acordarse de cuando lo perdemos. Tiempo de estar vivos. Sobre todo, eso. ¡Vivos!
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